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    portrait of a painter at an easel

    Ama la persona que ves

    Ama a las personas a pesar de sus debilidades y sin importar cómo cambian.

    por Søren Kierkegaard

    jueves, 10 de julio de 2025

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    No es el amor perfecto amar al otro a pesar de sus debilidades y errores e imperfecciones. No, amar de verdad es considerar al otro digno del amor, a pesar de, y junto con, sus debilidades y errores e imperfecciones. Que nos entendamos.

    Había una vez dos artistas. Uno dijo: “He viajado lejos, he visto muchísimo, he buscado en vano a alguien digno de retratar, pero no he encontrado un rostro con una belleza tan perfecta que pueda decidirme a pintarlo. En cada rostro he visto uno u otro pequeño defecto. Por eso busco en vano”. ¿Esto indica que el artista era grande? Por el contrario, el segundo dijo: “Bueno, no pretendo ser un artista bueno, si es que incluso soy artista; tampoco he viajado mucho. Pero permaneciendo en las estrechas cercanías mías, no he encontrado un rostro tan insignificante o tan lleno de defectos que no haya podido discernir en él un lado más bello y descubrir algo glorioso. Por eso soy feliz en el arte que practico, aunque no pretendo ser un artista”. ¿Esto no indicaría que, precisamente, este era el artista? El que, portando dentro de sí algo especial, encontró allí mismo lo que el artista tan viajado no encontró en todo el mundo, ¿tal vez porque no llevó consigo la propia chispa? ¿No fue el segundo el verdadero artista?

    portrait of a painter at an easel

    Honoré Daumier, El pintor. óleo sobre madera, c. 1868–1870.

    Hablar una y otra vez sobre cómo debe ser el objeto del amor, sin antes haber sido amado es una triste insensatez muy común. La tarea no consiste en encontrar el objeto amado, sino en amar al objeto que tenemos delante —ya sea dado o elegido— y ser capaz de encontrarlo digno de amor siempre, independientemente de cómo cambie esa persona. Amar es amar a la persona que uno ve. Como nos recuerda el apóstol Juan: “El que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto” (1 Jn. 4:20).

    Nosotros los necios solemos pensar que, cuando una persona ha cambiado para ser peor, estamos exentos de amarla. Qué confusión de lenguaje: estar exento de amar. Como si amar se tratara de una obligación, de una carga de la que uno quiere desprenderse. Si es así como ves al otro, entonces realmente no lo ves; si solo ves indignidad e imperfección, revelas con ello que cuando lo amabas no lo veías realmente, solo veías su excelencia y perfección. El verdadero amor consiste en amar a la persona que ves. El énfasis no está en amar las perfecciones, sino en amar a la persona que ves, sin importar las perfecciones o imperfecciones que esa persona pueda poseer.

    Quien ama las perfecciones que ve en una persona, no ve a la persona y, por tanto, no la ama de verdad, pues tal persona deja de amar en cuanto cesan las perfecciones. Pero incluso cuando se producen los cambios más angustiosos, la persona no deja por ello de ser. El amor no asciende al cielo, pues viene del cielo y con el cielo. Desciende y así logra seguir amando a una persona a través de todos sus cambios, buenos o malos, porque ve a la misma persona en todas sus iteraciones. El amor humano siempre vuela tras las perfecciones del amado. El amor cristiano, en cambio, ama a pesar de las imperfecciones y debilidades. En cada cambio el amor permanece con él, amando a la persona que ve.

    Por desgracia, solemos decir que queremos encontrar a la persona perfecta para poder amarla. El cristianismo nos enseña que la persona perfecta es aquella que ama sin límites a la persona que ve. Nosotros, los humanos, siempre miramos hacia arriba buscando el objeto perfecto, pero en Cristo el amor mira hacia abajo, a la tierra, y ama a la persona que ve. Si quieres llegar a ser perfecto en el amor, esfuérzate por amar a la persona que ves, tal como la ves, con todas sus imperfecciones y debilidades. Ámale tal como le ves cuando está totalmente cambiado, cuando ya no te ama, cuando tal vez se aleja con indiferencia o da la vuelta para amar a otra persona. Ámale como le ves cuando te traiciona y te niega.

    Ama a la persona que ves y ve a la persona que amas.


    Versión en inglés sintetizada por Charles E. Moore de Works of Love: Some Christian Reflections in the Form of Discourses, trad. Howard y Edna Hong (Harper & Row, 1962), 158–174. Traducción al español de Coretta Thomson.

    Contribuido por SorenKierkegaard Søren Kierkegaard

    Søren Kierkegaard (1813–1855), un filósofo y teólogo danés, se considera el padre del existencialismo moderno.

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