Me han pedido que les hable sobre la gran imagen bíblica dentro de la cual nos centramos en la cuestión de la complementariedad entre el hombre y la mujer, sobre todo en el ma­trimonio, por supuesto.

Una de las cosas fascinantes sobre la Biblia tal y como la tenemos hoy, como ya saben se escribió durante un periodo de tiempo bastante largo, es que comienza y acaba con la unión del cielo y la tierra. Justo al principio del libro del Génesis, te­nemos esos dos relatos complementarios de la creación (en tér­minos generales los capítulos 1 y 2), y desde el principio se nos dice que Dios hizo cielo y tierra; y por eso parece que las dos realidades trabajan juntas. En occidente a menudo pensamos en el cielo y la tierra como radicalmente separados, completa­mente distintos. De hecho, algunas personas han construido filosofías enteras en las que el cielo está tan lejos que parece que no tuviera nada que ver con la tierra. Pero en el Génesis no es así.