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    Un cambio total

    Palabras sobre el arrepentimiento

    por Johann Heinrich Arnold

    lunes, 12 de marzo de 2018

    Otros idiomas: العربية, English

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    El evangelio comienza con un llamado al arrepentimiento. El arrepentimiento implica un cambio total. Lo que estaba arriba debe bajar, y lo que estaba abajo debe subir. Todo debe ser visto como Dios lo ve. Todo nuestro ser tiene que renovarse; debe cesar todo pensamiento por nuestra cuenta. Dios debe convertirse en el centro de nuestros pensamientos y sentimientos.

    Jesucristo vino para salvar personas, pero primero las llamó a arrepentirse y a seguirlo. Muchos cristianos se sienten atraídos por su promesa de salvación, pero no quieren arrepentirse totalmente. Es trágico que los peores enemigos de Jesús sean con frecuencia gente religiosa, no los incrédulos. Incluso en la propia vida de Jesús, aquellos que más lo odiaban no fueron los soldados que lo crucificaron, sino los muy religiosos escribas y fariseos, que detestaban su mensaje de arrepentimiento.

    El arrepentimiento no significa autotormento; significa alejarse de la corrupción y dejar que la atmósfera del reino de Dios cambie nuestros corazones.

    A la gente no le agrada el llamado de Juan el Bautista: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca», porque no entienden lo que significa el arrepentimiento. El arrepentimiento no significa autotormento; tampoco significa ser juzgado por otros. Significa alejarse de la corrupción y del afán por el dinero y las riquezas de la humanidad caída y dejar que la atmósfera del reino de Dios cambie nuestros corazones. Cualquier persona que haya experimentado el verdadero arrepentimiento, sabe que produce que nuestro corazón se derrita como la cera, y nos impacta al mostrarnos nuestra pecaminosidad. Pero esa no debería ser la experiencia central. Dios debe ser el centro de un corazón arrepentido; Dios, quien se reveló en la cruz como amor y el único que trae la reconciliación.

    De una carta: ¿Realmente sabes qué significa el arrepentimiento? Cuando una persona se arrepiente, cambiará de tal manera que todos los que se encuentren con ella sentirán su cambio de corazón. En Canción de Navidad de Dickens, era obvio para todos los que se encontraron con el viejo Scrooge, el día de Navidad, que era un hombre diferente al de la noche anterior. Te deseo esa clase de arrepentimiento.

    Cuando una persona se arrepiente de verdad sucede una de las cosas más maravillosas. ¡Dios se acerca tanto a un alma arrepentida! El corazón de piedra se convierte en un corazón de carne, y cambia cada emoción, pensamiento y sentimiento. Cuando una persona recibe el don del arrepentimiento cambia toda su perspectiva.

    Debemos recibir una nueva vida; debemos cambiar. Pero es Dios quien debe cambiarnos. Y puede cambiarnos de una manera diferente de lo que hubiéramos deseado o imaginado. Nuestros propios ideales —nuestros planes para el crecimiento interior o el cambio personal— deben terminar. Debemos abandonar toda posición elevada; y sacrificar todo enaltecido esfuerzo humano. Para ser aptos para el nuevo futuro de Dios, debemos ser cambiados por él.

    Por muy fuerte que sea nuestra voluntad de controlarnos y por muy engañosos que seamos, Dios lo ve todo, hasta lo profundo de nuestros corazones. Solo el acto de ponernos bajo su luz nos da la oportunidad para renovarnos. Todo es posible si nos disponemos voluntariamente bajo la luz de Dios. Pero si nos rehusamos a hacerlo, todo en nuestra vida estará en peligro.

    De una carta: Estoy seguro de que Jesús puede darte un corazón totalmente puro y una paz perfecta. Al principio, mientras más te acerques a él, más te sentirás juzgado por tu pecado, pero al final encontrarás gozo y paz profundos. Tu búsqueda de Dios no debe hacer de la vida un tormento. Él ve que lo estás buscando con un corazón sincero. Te deseo esperanza y valor.

    Estoy seguro de que Jesús puede darte un corazón completamente puro y la paz perfecta.

    El amor de Dios es como el agua: busca el lugar más bajo. Sin embargo, no podemos hacernos humildes y sencillos por nuestro propio esfuerzo. Podemos vernos a nosotros mismos por lo que somos —escoria y basura—, solo a la luz de la omnipotencia, amor, pureza y verdad de Dios.

    Una vez que vemos la oscuridad del pecado y el horror de la separación de Dios, podemos sentir algo de lo que Jesús quiere decir con arrepentimiento. Pero arrepentimiento significa más que reconocer nuestro pecado; significa volvernos hacia el reino de Dios. También significa estar dispuesto a recorrer el mundo con tal de deshacer todo el mal que hemos hecho, aunque sepamos que no podemos deshacer nada. Por último, significa entregarnos a quien nos perdona y nos libera de nuestro pecado.

    De una carta: Estoy agradecido de que reconozcas tu pecado, pero te suplico que dejes de pensar en ti mismo, tu pasado y tu depresión. Solo te vas a deprimir más. Eso no es arrepentimiento. Piensa en tu ser interior como un estanque claro que refleja el sol, la luna y las estrellas. Si remueves el lodo del fondo, todo se volverá confuso y turbio, y cuanto más lo remuevas, más enturbiado se pondrá. Tranquilízate y permanece firme contra el diablo. Entonces el agua se aclarará de nuevo, y en su espejo verás el amor de Cristo por ti y por el mundo entero.


    Extracto del libro Discipulado.

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    Contribuido por JHeinrichArnold Johann Heinrich Arnold

    Johann Heinrich Arnold, conocido por sus libros que han ayudado a muchos a seguir a Cristo en su vida diaria. Quienes lo conocieron lo recuerdan como un hombre cabal que daba la bienvenida cariñosa a cualquiera persona abrumada, invitándola a tomar un cafecito y platicar.

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