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    The Temptation in the Wilderness by Briton Rivière

    Las Tentaciones en el Desierto

    El hombre no puede ser verdaderamente hombre sin la palabra de Dios.

    por Ernesto Cardenal

    lunes, 01 de agosto de 2016
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    El lugar es Solentiname, un archipiélago en el Lago Nicaragua; la ocasión, un servicio dominical campesino a mediados de los años 70. Padre Cardenal no cree en sermones, más bien, dirige a su congregación en diálogos interpretativos como este, que se basa en Lucas 4:1-13:

    Leemos cómo Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu y allí estuvo ayunando cuarenta días, y digo yo que eso significa simplemente que Jesús tendría una temporada de retiro en una de esas comunidades de los esenios, reflexionando sobre su misión con oración y ayuno.

    Y después sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: Si de veras eres hijo de Dios, manda que esta piedra se vuelva pan. Jesús le contestó: La Escritura dice: «No solo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que Dios dice».

    Francisco: El demonio quería que hiciera un milagro sin sentido, inútil, que no iba a beneficiar a nadie.

    Oliva: O que iba a beneficiar solamente al propio Jesús. Él iba a hacer después el milagro de dar pan a toda una multitud, pero eso fue una cosa diferente. Aquí se trataba de un milagro egoísta.

    Manuel: Dice Cristo que no basta la comida para la vida del hombre. Así como el animal no puede vivir sin la comida, el hombre no puede ser verdaderamente hombre sin la palabra de Dios. Sin ello el hombre no es humano con los demás hombres, es un animal, un lobo…

    Elbis: Para ensenarnos eso, que se necesita de La palabra de Dios para vivir, él se había ido al desierto a ayunar.

    Y Marcelino: La palabra de Dios también nos da el pan. Porque en una comunidad unos pueden tener pan y otros no, y si hay amor lo compartimos y todos comemos. Si no hay amor, aunque haya mucha comida habrá hambre porque unos pocos la acaparan.

    Pasamos a la segunda tentación. El diablo lleva a Jesús a un cerro muy alto y le muestra todos los reinos del mundo. Esto es una cosa que el verla en su imaginación, digo yo.

    Y el diablo le dijo: Yo te daré todo este poder y la grandeza de estos reinos. Porque he recibido todo esto y lo doy a quien yo quiero. Si te arrodillas y me adoras, todo será tuyo.

    Laureano: Sabe hacer propaganda el diablo. Porque así es la propaganda política. Un hombre llega a un pueblo y hace toda clase de promesas para que voten por él, y la gente vota por él, y después ya no les da ni mierda.

    Digo yo: ¿Por qué será que el demonio dice que él ha recibido todo esto?

    Willlam: Lo ha arrebatado. Es la dictadura. Él tiene el poder, pero un poder que no es el legítimo sino robado. El imperialismo y el capitalismo ytoda opresión es de él. A nosotros nos toca quitarle al diablo lo que él se ha apropiado, que son las riquezas de la tierra. Esta tentación de Jesús es también figura de lo que pasa ahora: los que mandan le ofrecen cosas al pueblo para que les sirvan.

    Alejandro: Cuando el demonio le mostró a Cristo espiritualmente todos los países, le estarla mostrando las ciudades y los gobiernos; no los lagos, las montañas, los volcanes, porque esto no es malo ni es del demonio.

    Después el diablo lo llevó a la ciudad de Jerusalén y lo subió a la cúspide del templo y le dijo: Si de veras eres hijo de Dios, tírate abajo desde aquí; porque en las Escrituras se dice: «Dios dará órdenes a sus ángeles para que te cuiden... ».

    Tomas: El diablo le dijo que se volara del techo del templo porque no tenía fe que fuera el hijo de Dios. Quería saber si él era o no. Por eso le decía así.

    Óscar Mairena: Si es que el diablo lo estaba poniendo a prueba: si de verdad sos, tírate.

    Y el periodista Pedro Rafael Gutierrez, que antes tuvo una elevada posición en el diario de Somoza y que ahora convive con nosotros: Yo también veo aquí una imagen: el diablo subió a Jesús así como agarra a muchos de nosotros y nos encumbra en determinadas posiciones. Dice: «lo agarró y lo subió». Así a algunos les da riquezas, les da poder, les da grandezas, y cuando esa gente es poderosa viene la tentación de fregar al débil, de oprimir. Y él dijo: no, no me tientes. Veo que hay una tentación del demonio que es levantar al hombre, subirlo a las alturas y después que se caiga.

    Julio Mairena: Y es un milagro inútil el que el diablo propone: que se tire y lo salven los ángeles. ¿Para qué? Eso no iba a beneficiar a nadie. Era una tentación de fachentada.

    Willlam: Yo veo que esta también es una tentación mesiánica. Esa tirada del templo sin que le pasara nada sería algo espectacular. Supongamos que fuera en un día de fiesta con toda la gente allí reunida: y él se presentaba así como mesías deslumbrando a las masas con su milagro. Y Jesús no aceptó ser un mesías de esa clase. Él iba a llegar después a Jerusalén durante la fiesta pero en una forma distinta. El rechazó la tentación; al demonio lo mandó a la porra. Pero el evangelio dice que el demonio «se alejó por algún tiempo»... Después volvió el jodido.

    Sí, digo yo, en realidad estas tres tentaciones son una sola tentación: que Jesús se presente como el mesías dominador y triunfalista que esperaban los judíos. Y esta sería una verdadera tentación para él, y ella rechazó, sabiendo que su liberación la tenía que hacer por medio del sufrimiento y de la muerte. Cuando los judíos le pidieron una gran señal espectacular, él les dijo que no les daría más señal que la de Jonás (su muerte y resurrección). Y esta tentación de no aceptar su pasión y su muerte, de ser otro tipo de mesías, la volvería a tener en Getsemaní.


    Este artículo está extraído del libro El Evangelio en Solentiname.

    The Temptation in the Wilderness by Briton Rivière
    Briton Rivière: Tentación en el desierto.
    Fuente: Wikimedia Commons
    Contribuido por ErnestoCardenal Ernesto Cardenal

    Ernesto Cardenal se ubica entre los más importantes poetas hispanoamericanas de la segunda mitad del siglo XX. Fue teólogo de la liberación y autor de varios libros.

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