starfish and pebbles

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!» El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Romanos 8:14-16

Amado Padre que estás en el cielo, estás entre nosotros y te podemos llamar Abba, Padre amado. En el gozo de ser tus hijos queremos poner nuestras vidas en tus manos, para que sean hechas buenas y felices. Cuida de nosotros como el pastor apacienta su rebaño, para que podamos tener comunión unos con otros. Ayúdanos a entender que tienes muchos hijos aquí y en todas partes, y que una y otra vez llevas de la mano a cada hijo cuando le dices: «Tú eres mío. Yo cuido de ti». Te damos gracias porque tus ojos velan sobre todo el mundo. Te damos gracias porque gobiernas sobre toda la humanidad y traerás bienestar a todos sus habitantes, dondequiera que vivan. Que pronto suceda esto por medio de nuestro Salvador. A él clamamos: «¡Ven Señor Jesús; ven pronto! Que tu mano nos mantenga a todos cerca del Padre celestial». Amén.