blue feather

Señor, nunca creyera que te amara tanto
ni de este modo,
sintiendo, como siento, tu divino barro
indivisible de mi lodo.

Si me duelen mis heridas
es sólo porque sé
que tus heridas viejas
se te abren otra vez.

Y este empeño de seguir
viviendo entre los vivos,
es porque sudas sangre todavía
en el huerto de olivos.

¡Oh, ten valor hermano!
Aguanta como aguanto yo.
Échame tu cruz al hombro,
¡yo puedo con las dos!


Fuente: “A Jesucristo”