
El borde de sí
A los pies de una
escalinata,
aferrada al
niño que mece en sus
brazos,
una mendiga
extiende su mano,
se asoma a su borde
desnuda su tajo.
Cada vida es lo que en ella se abre:
su vacío, donde se humaniza dios.
Fuente: Casi en silencio