
Cuando el cardenal Ratzinger se convirtió en Papa Benedicto XVI, todos sabíamos que su papado no iba a durar tanto tiempo como algunos predecesores. Así que su renuncia no debe sorprendernos del todo, y debemos dar gracias a Dios por los ocho años que Benedicto XVI ha sido capaz de servir y guiar a la Iglesia Católica.
Aunque yo no soy Católico, me entristeció leer hoy acerca de su renuncia. He conocido personalmente a este humilde hombre en los últimos 18 años; a través correspondencia y encuentros personales, un profundo respeto por él ha incrementado en mi. Desde que era cardenal y después como papa, Benedicto XIV ha sido un incansable defensor de los valores verdaderos del cristianismo, valores tristemente que se están perdiendo y siendo atacados en todo el mundo.
El Papa Benedicto XVI es una de las pocas voces que ha tenido la valentía de hablar con franqueza por un verdadero discipulado de Cristo y los valores tradicionales de la familia. Con su renuncia, estamos perdiendo una voz a la conciencia que no podemos permitirnos perder, aun cuando ha sido rechazada y criticada.
Voy a extrañar mucho a Hermano Benedicto; lo tendré en mis oraciones. Haré oración también por la guía y dirección en la Iglesia Católica para el nombramiento de un sucesor.
Johann Christoph Arnold
Pastor y Autor

