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    Juan de Valdés Leal, Cristo camino del Calvario

    Tomar la cruz

    Si uno gana las cosas materiales, se pierde a sí mismo: no ha ganado nada.

    por Ernesto Cardenal

    lunes, 27 de febrero de 2017
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    • javier rojas alvarez

      El tomar la cruz es de mucha responsabilidad con Dios. para decirles algunos estudios no tienen los versículos bíblicos que son muy importantes, que no sea palabra de hombres.

    El lugar es Solentiname, un archipiélago en el Lago Nicaragua; la ocasión, un servicio dominical campesino a mediados de los años 70. El padre Cardenal no cree en sermones, más bien, dirige a su congregación en diálogos interpretativos como este, basado en Lucas 9:23-25:

    Y dijo a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, olvídese de sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.

    Y la Olivia: Olvidarse de sí mismo es pensar en los demás. Como pensaren uno mismo es olvidarse de los demás. Que dejemos de ser egoístas, eso quiere decir olvidarse de sí mismo. Jesús quiere que olvidemos el egoísmo. No solo los ricos, también nosotros tenemos que olvidar nuestro egoísmo y cambiar de actitud, porque también los pobres podemos ser egoístas y pensar en nosotros mismos y no en la comunidad.

    Y uno de los muchachos: Olvidarnos del egoísmo, esto lo tenemos que practicar también en Solentiname los seguidores de él, aunque no seamos ricos; porque si no nos olvidamos de esa vieja mentalidad no somos seguidores de él y no somos revolucionarios.

    Digo yo: La cruz era un suplicio del estado romano, no de los judíos, y era un castigo para los delitos políticos. Era el suplicio destinado a los subversivos, que en aquella época eran llamados «malhechores». Jesús está diciendo que los seguidores de él tienen que ser subversivos. Jesús va ir a Jerusalén, que está ocupada por los romanos (Galilea no lo estaba) y él sabe lo que allí le espera como revolucionario, y anticipa que el estado romano lo condenara por delitos políticos. Y él ve que ese será también el destino de los seguidores de él, los que quieran ir en pos de él a Jerusalén ocupada por el imperio.

    Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí la salvará.

    Dice un joven: El que está apegado a su vida esta jodido.

    Y dice otro (Laureano): El que no quiere comprometerse en nada no se compromete porque no lo jodan, no lo maten, no lo echen preso. Pero el que combate lo malo, ese está expuesto a que lo jodan, y el que está combatiendo lo está haciendo por sus compañeros, por sus hermanos, entonces se está salvando por ellos.

    William: Y eso se aplica sobre todo a los ricos, que viven solo dedicarlos a hacer dinero para gozar de la vida, y lo que tienen no es vida ni gozan nada. En cambio el que da su vida, o sea, el que vive para los demás, es el que realmente conserva su vida, y la goza y es feliz, porque solo el amor es felicidad. Y esa vida no se pierde nunca, es una vida eterna.

    Manuel: Pero no hablemos solo de los ricos. También en Solentiname, los que por egoísmo o por cobardía no luchan por la causa de la liberación: esos también por conservar su vida la pierden. Porque la explotación tiene muchos siglos ¿no? Si los hombres no fuéramos cobardes y egoístas, hace siglo se hubiera liberado la humanidad.

    Dice otro: Allí están los obreros de la construcción en Managua que han ido a la huelga en protesta por las sesenta horas de trabajo semanal que les impuso Somoza, y están exponiendo así su seguridad, exponiéndose a caer presos, pero esa es la manera de cambiar las condiciones de ellos, y aun las de todos los explotados si la huelga se extiende a rodos los obreros del país.

    Oscar: Yo no sé... soy muy ignorante, pero a mí me parece que la vida y el amor son dos cosas parecidas, o a lo mejor son la misma cosa, yo no sé, y por eso vivir es dar la vida a los demás, mientras que querer conservar la vida egoístamente para uno mismo es no vivir, no sé si me explico.

    Digo yo: Tiene mucha razón Oscar, la vida es el amor. Y podemos ver que toda la vida que hay en el universo se engendra por el amor: la vida de los hombres, y la de los animales y las plantas.

    William: La vida y el amor son lo mismo, y el que se entrega al amor es el que realmente vive. Y la vida del egoísta no es vida. Y por eso conservar la vida egoístamente es estar en la muerte y no en la vida.

    Laureano: Yo me acuerdo del Che, que está muy vivo porque dio su vida por los demás. Si hubiera querido solo gozar de la vida no estaría vivo como esta, aunque todavía estuviera viviendo; mejor dicho no estaría vivo como está ahora en codas partes como un resucitado.

    Alejandro: Jesús dice «el que pierde su vida por mi causa», y eso quiere decir por los oprimidos, por la causa del pueblo.

    Armando: Se puede perder la vida por el amor luchando en la calle, o en la cárcel bajo tortura, o en la montaña, y a lo mejor nosotros perdemos la vida así. Pero hay otras maneras de perder la vida por el amor, hasta tal vez más costosas. Por eso es que Jesús dice que hay que tomar la cruz «cada día».

    Dice otro: La vida no solo se pierde por las armas. Algunos no son llamados a morir por las armas. Pero el que ama alguna muerte tiene que sufrir, algún tipo de muerte, algún tipo de muerte tiene que conocer por su amor. Por eso el evangelio dice que Jesús esto lo dijo «a todos».

    Y vuelve a hablar Armando: Yo digo más. Aun el que muere en la lucha armada, antes ha conocido ya una muerte anterior, una muerte deegoísmo. Yo ahora estoy pensando en el Che; cuando el Che decía en la carta a sus padres: «Yo he pulido mi voluntad como un artista» (yo he hecho mi corazón revolucionario). Y eso es hacerse más generoso, cada vez más abierto, cada vez más humilde, cada vez más entregado a los demás, y eso es una muerte. Tal vez más dura que la muerte que tuvo a manos del ejército boliviano.

    Dice otro de los muchachos: El que «gana» su vida es el que rehúye el sacrificio; ese la pierde; es una vida que no vale nada.

    ¿Pues de que le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se destruye el mismo?

    Dice una señora: Cuando uno está muerto no le sirven sus riquezas, por muy rico que sea. Y también si uno es egoísta no le sirven sus riquezas, no las puede gozar, porque solo se goza con el amor a los demás, y el egoísta está muerto aunque gane el mundo entero.

    Y un muchacho: Por el solo hecho de ganar todo el mundo uno se destruye a sí mismo porque se vuelve un opresor, un egoísta. También el rico, por el solo hecho de ser rico ya se ha destruido a sí mismo, porque ser rico es negarse a compartir con los demás, uno no puede ser rico sin ser egoísta. Asípues: a nadie le sirve el poseer riquezas porque se vuelve una persona muerta.

    Y otro: Según esto que dice Jesús yo veo que hay dos maneras de poseer: poseer las cosas y poseerse uno. Si uno gana las cosas (se hace rico) uno se pierde a símismo, no ha ganado nada.

    Digo yo que me gusta más esa traducción que hemos leído («De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se destruye el mismo») que la que se ha tenido tradicionalmente (« ... si pierde su alma») porque los judíos no tenían la palabra «alma» (como algo distinto del cuerpo) y por «alma» usaban la palabra «vida» (el principia vital que anima el cuerpo); por eso la traducción griega del evangelio usa una palabra psiyche que quiere decir más bien «vida» que «alma». Por haberse traducido en nuestra lengua «Salvar el alma» lo que en la lengua de Jesús es «salvar la vida» esta frase ha sido tradicionalmente mal interpretada, entendiéndose en el sentido de una salvación únicamente ultraterrena. Pero las interpretaciones que aquí se han dado me parece que están muy de acuerdo con lo que Jesús quiso decir al hablar de ganar el mundo y perder la vida (o la persona de uno).

    Y dice otro: Pero si el hombre no se destruye a sí mismo sino que se posee a sí mismo, si el hombre ama y vive unido a los demás formando todos un solo hombre, entonces sí podemos poseer todas las cosas y conquistar el mundo entero y codas las riquezas de la tierra porque entonces uno no quiere codas las cosas sólo para gozarlas uno mismo, sino para que todo lo gocen todos por igual, cada uno igual a los demás.

    Juan de Valdés Leal, Cristo camino del Calvario
    Juan de Valdés Leal, Cristo camino del Calvario. Wikimedia Commons
    Contribuido por ErnestoCardenal Ernesto Cardenal

    Ernesto Cardenal se ubica entre los más importantes poetas hispanoamericanas de la segunda mitad del siglo XX. Fue teólogo de la liberación y autor de varios libros.

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