red rose and buds

¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna. Salmo 73:25-26

Amado Dios y Padre nuestro, si solamente te tenemos a ti, no deseamos nada más ni en el cielo ni en la tierra. El cuerpo y el alma pueden fallar pero tú, oh Dios, eres la fortaleza y el consuelo de nuestros corazones, y eres nuestro para siempre. Que vivamos en tu Espíritu y que tu luz nos alumbre. Toca nuestros corazones y ayúdanos a entender la grandeza de que tú nos llames. Ayúdanos y libéranos una y otra vez para que no seamos atados por el miedo, aun cuando debemos atravesar por intenso sufrimiento. Porque tu mano estará con nosotros y nos rescatará. Tu mano logrará el bien para nosotros y para toda la gente a nuestro alrededor. Nuestro corazones están con ellos y te rogamos también por ellos: «Señor, envía a todos tu Salvador». Amén.