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Si se confía en el verdadero Rey, no se necesita de otros reyes que nos proporcionen la paz y la seguridad. La paz comienza ya ahora, entre sus seguidores. Tampoco se trata de pactar con la “paz romana” para mantener en ella los propios privilegios, como hacían los sumos sacerdotes. Jesús piensa desde los pequeños, desde los humillados y ofendidos, a quienes, según él, pertenece el reinado de Dios. 


Fuente: “Jesús el príncipe de paz