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La iglesia está llamada a ser la sal del mundo. Un amigo mío usó esta imagen: puesto que está en la naturaleza misma de la carne podrirse, la pregunta clave es: "¿dónde estaba la sal cuando la carne se estaba pudriendo?". Cuando echas sal en la carne, la sal desaparece. Es la única manera en que puede funcionar; no llama la atención sobre sí misma, ni es lo que sobresale; más bien, lo que se nota es que la carne se conserva y se realza su sabor.


Fuente: Profunda solidaridad