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    La raíz de la gracia

    La incapacidad humana y el poder de Dios

    por Eberhard Arnold

    lunes, 20 de julio de 2020

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    5 Comentarios
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    • manuel ramos

      lo bueno que es DIOS, q siendo nosotros pecadores envio a su unigenitohijo por el rescate de nosotros...

    • dario

      amor es grande cuando se da con senseridad,ya que el ser humano conductualmente es insatifecho en lo que tiene y lo que desea,dios de muestra con parabolas lo el quiere para los hombres

    • Francisco Vallejo

      Es verdad nuestra incapacidad humana a veces estropea lo que Dios quiere que hagamos, por eso debemos de estar siempre con un corazón humillado, a los pies de Cristo y ser humildes de Espiritu, para siempre tener la necesidad de El. que El sea el todo y que nuestra carne pecaminosa muera para gazarnos despues como nuevas criaturas en Cristo Jesús. Dios les bendiga a todos

    • LUISA SOTELO

      ESTE ESCRITO ES DE GRAN BENDICION, RECORDAR EN CADA MOMENTO LA BENDITA GRACIA DE NUESTRO SALVADOR MOSTRADA EN LA CRUZ. GRACIAS POR COMPARTIR DE ESA GRACIA!!!!

    • Loyda Chacin

      Ciertamente nuestro Padre Eterno, nos dice que lo amemos a El por sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos;al comenzar hacer viva esta palabra en nuestras vidas, se comienza a desarrollar el fruto del Espíritu Santo en nosotros, que viene hacer su carácter en sus hijos; y es la forma como podemos dar de gracia lo que de gracia nos ha regalado; que es la Salvación de nuestras almas y llevar a otros a sus pies. BENDIGO SU NOMBRE. Gracias

    Cuando Eberhard Arnold se dirigió a los miembros de su comunidad por motivo de su cumpleaños 50, el día 26 de julio de 1933, él no les habló de sus éxitos, sino que exaltó el cómo obra Dios en nuestras vidas, pese a que muy a menudo nosotros nos interponemos.

    En este día he estado especialmente consciente de mi falta de habilidad y de lo inadecuado de mi propia naturaleza para el trabajo que se me ha encomendado. Recuerdo cómo Dios me llamó cuando solo tenía dieciséis años y cómo me he interpuesto en su camino, con el resultado de que mucho de lo que él ha querido hacer por medio de sus instrumentos no ha sido posible. A pesar de todo, queda como un milagro que su obra se ha revelado y ha testificado poderosamente en nosotros, seres humanos débiles, y no debido a nuestros méritos, sino porque hemos sido aceptados una y otra vez mediante la gracia de Jesús y su perdón de pecados.

    He tenido que pensar en el Pastor de Hermas, ese escritor cristiano primitivo que describe la construcción del gran templo, y en cómo se sigue refiriendo a las muchas piedras que deben desecharse. Los constructores hacen el intento de instalarlas en la construcción, pero si no se pueden usar, incluso después de que sus esquinas se han removido con severos golpes de cincel, entonces se deben desechar y arrojar lo más lejos posible. Pero incluso las piedras que se utilizan deben ser cinceladas muy fuertemente antes de que encajen y puedan colocarse en el muro…

    Solo en la medida en que nuestro propio poder sea desmantelado, Dios nos dará su Espíritu.

    Lo que me preocupa por encima de todo es la falta de poder de los seres humanos, incluso de las personas a las que se ha encomendado alguna tarea. Solo Dios es poderoso; nosotros somos completamente impotentes e incapaces. Incluso para realizar la obra que se nos ha encomendado carecemos totalmente de poder. Ni siquiera podemos colocar una sola piedra en la iglesia comunidad. No podemos brindar ninguna protección para la comunidad cuando se ha edificado. Ni siquiera podemos dedicar nada a la causa por nuestro propio poder. Carecemos por completo de poder. Pero justamente por ello Dios nos ha llamado, porque sabemos que no tenemos poder.

    Resulta difícil describir cómo nuestro propio poder tiene que ser arrancado de nosotros, cómo nuestro poder debe ser desarraigado, desmantelado, derribado y descartado. Pero es preciso que suceda, y no sucederá fácilmente ni mediante una decisión heroica. Más bien es Dios quien tiene que hacerlo en nosotros.

    Esta es la raíz de la gracia: el desmantelamiento de nuestro propio poder. Solo en la medida en que nuestro propio poder sea desmantelado, Dios nos dará su Espíritu. Si surgiera un poco de poder propio entre nosotros, el Espíritu y la autoridad de Dios se retirarían en el mismo momento y con la misma intensidad. Esta es la percepción simple pero más importante con relación al reino de Dios…

    El Espíritu Santo produce efectos que son mortales para la vida pasada y que, al mismo tiempo, generan un despertar y un surgimiento de poder para la vida nueva. Así que dediquemos este día para dar gloria a Dios. Prometámosle el desmantelamiento de nuestro propio poder. Declaremos nuestra dependencia de la gracia.


    Extracto de La irrupción del reino de Dios

    an old boat beached on the shore
    a girl in a pink dress with a bamboo fishing pole by a pond

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    Contribuido por EberhardArnold2 Eberhard Arnold

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